hay una eternidad en mí que no duerme
el canto de los grillos me perturba
una mujer habita en mí
y bajo este sueño amargo que soy
-que he sido-
canta un pájaro rojo
su arrullo no me conmueve aunque lo oiga
y aún así lloro
por su destino de presa irremediable
6 comentarios:
Me encanta!!
Un saludo
Excelente poema, metafisico, me gustó mucho.
Mi querida Señora Agostina,
Llorar por el destino, es una hermosa metáfora mística.
Y sin embargo, la fatalidad no es un vocablo que yo conjugue fácilmente, aunque estadísticamente llegue a soportarlo.
Su esencia de mujer, sin duda viste rojo, pero estoy seguro que cualquier color convertiría en arrullo su longitud de onda.
Si puede, manténgase ajena a lo irremediable pero no las lágrimas, o al contrario (porque tengo dudas por llorar).
Linda su evolución, y siempre palabra.
Suyo, Z+-----
Buenas noches, srita. Agostina.
¿Sabe quién soy? Puede que no le importe -y no la culpo. Pero las fortuitas casualidades de los enlaces, esta noche, me trajo hasta su blog actual y espero no malograr mi mensaje. Quisiera saber cómo anda. Formó parte de mi pasado, recuerdo haberme entusiasmado con comentarios vía Fotolog, en aquellos entonces.
Sé que sigue con la poesía; también sé que llora por saber que la presa es presa, siempre. Aunque no lo sepa. Una canción se lamentaba acerca de un perro, pero el sentimiento es el mismo. Y el hospicio también, al fin y al cabo. ¿O no? ¿Tal vez?
Un abrazo le dejo, aunque mal sea por estos medios impersonales, y espero saber de usted.
XOXOXO,
-- Alan
Muy bonito, really
A.V. realmente quiero recordar plenamente ese pasado de comentarios y canciones tristes.
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