martes, 22 de abril de 2008

Ninfa de la inmensidad

Dama de las flores muertas, reina de la falsedad
caminas herida por prados de niebla
carcomes la brisa con tu triste cantar
mientras sigues tu rumbo hacia un nuevo bosque
que de seguro has de marchitar.

Ninfa de la mentira, atronadora llama de la inmensidad
siempre presente cuando hay llovizna,
mientras el cielo llora y a gritos pide más.
Desgarradora vida que llevas a cuestas
cruz de la gran divinidad, que te absorbe y se asemeja
al olvido, a la pena, a la muerte sin reglas.

Qué peor arma en este mundo hay
si no es la tuya, suave y lento pensar,
las cuerdas de tu violín de roble incendiado
que el paso del tiempo quieren resquebrajar.
Lectora inaudita de toda historia dramática,
con sangre y aliento te cubres la cara
y siempre viajas sin tiempos, siempre corres sin rachas.

Nadie siente tu presencia, o no te quieren notar
esconderte entre las sombras es su mayor vulnerabilidad
porque allí puedes observar sin que nadie te vea llorar.
Común razón para invocar a la muerte
dama divina de pesado bailar,
eres la musa que nadie quiere mirar
eres la ninfa de la inmensidad.

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