no puedo parar
en esta carrera de mar
porque el carmesí de la luna
me hace suspirar
de la rabia que le tengo
a este maldito estar.
siempre soñé con una isla
donde no hubierra guerras fallidas
donde el vino sea tan dulce
como el agua que cae sobre la brisa,
donde las estrellas brillen cada vez más,
donde el sol se pueda mirar
sin dañar los tistes ojos
que están cansados de llorar.
pero el carmesí de la luna me hace temblar
de pies a cabeza sudo sin par,
tengo miedo de morir
de volver a ser ceniza
de olvidar lo olvidado,
tengo miedo de no encontrar el amor de mi vida
de no tener una causa perdida
de no ser enemiga de nadie
al mismo tiempo de estar sin hambre.
tengo miedo de la luna,
de su rojo pálido, de sus llanos
pisajes sin vejetación, sin claros.
tengo miedo de su mirada
que penetra como una daga
en este ser absorvido en el miedo
miedo de sentir dolor, de no sentir el viento.
y como un rostro desolado
tapado por un manto rojo anacarado;
la miro con expresión de terror y llanto
a esa maldita luna
que me mata despacio.
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