domingo, 13 de julio de 2008

Esmalte

El aroma a esmalte fresco inundaba la sala,
escribía lentos aerosoles mientras sus uñas
se secaban titineando sobre el teclado.
Sus ojos retenían una lágrima seca
que se enjuagaba siempre antes de que se escape
de entre sus negras pestañas.
Endulzaba el paso del tiempo
con canciones lentas y románticas
pero llenas de tristeza y melancolía.
Ya no quería escribir más
pero sentía que si no volcaba
todas esas memorias e ideas sobre las palabras
iba a estallar, como lo hacen los granos de polen
en su viaje sobre las alas de una abeja mielera.
Veía las letras pequeñas apareciendo y desapareciendo
bruscamente sobre el fondo blanco
sin dejar nunca una mancha de tintao un rayón, nada.
Extrañaba el papel de celulosa
y la tinta extraída vaya a saber uno de dónde
con la pluma deslizándose sobre los renglones
o simplemente la bollilla del bolígrafo
rotando una y otra vez contra la mesa.
Intentaba no descontrolarce,
guardaba en la sangre un breve secreto
que podría tirar abajo todo su mundo
y aún sabiendo que era tan peligroso
lo cuidaba con poca importancia
ya que a estas alturas creía que nada podría ser peor.
Un pequeño psicoanálisis de ella misma, nada más
unas cuantas palabras entrelazadas
formando un espacio bonito donde se pudiera clavar la vista,
solo eso era lo que necesitaba
reconoserce a sí misma como conocía su pluma.

Para cuando se secó el esmalte y la lágrima oculta
ya no había más rincones de su mente que ella no reconociera...





-vomitando pensamientos esparcidos entre los pedazos sueltos de mi personalidad-

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