me llama
la sangre
me llaman
los gritos de las mujeres
que habitan en mí
como pájaros
sobre algún muerto
me llaman mis brazos
torcidos
ramas de un árbol
sin agua
¿quién te alimentará
niño
ciruela
dura cáscara de no ser?
no son tus ojos
los que hablan
ni tu ombligo
lago de hambres
me llaman
los brazos que te arropan
las mujeres
que te cuecen
en barro
en ausencias
me llama el dolor
como una uña
escarbado las olas
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