Tu cuerpo permanente
el cuerpo oculto dentro de tu cuerpo
Walt Whitman
la sabia espina que arrastra
el ensombrecido semblante
los sucios dedos
el cigarrillo que se consume
fría imagen de la muerte
chillando adormecida
entre columnas de humo
ojos sin afecto
palabras que se entierran entre las piedras
y esas miradas
que arrancan pedazos de seres podridos
no estoy sola
tengo estos pétalos húmedos
el fuego
el amanecer deshilachado
yo y el mundo
yo y el vaso de vidrio vacío
sus mares oscuros y aterradores
la profundidad de la noche
caja de pecados e incienso
guardiana de sombras y sangre
la alcoba que no duerme
manos pintadas
tus máscaras reposando sobre la mesa
la voz que dicta
¡escríbeme! ¡dibújame!
hazme ser
para apuñalar rostros
y achicar corazones atormentados
hazme ser poema no angustia gráfica
vómitos abandonados en carreteras blancas
hazme caricia de arena y clavos
rosa muerta
aroma de viento
sobre la cama
hay un niño
pero ésto no es más que
una simple cama y un cuerpo
dos vidas sacrificadas
soldados caídos
durante la conquista
y los gritos
lo que fluye
la letra inentendible
la idea inentendible
la metáfora atada
golpeada
violada
humillada
escondida
la voz que vuelve a llamar
los dedos
la muerte blanca y pequeña
que invita a devorarla
el deseo de hacerlo
el rumor de bestias
remolino de platos y hornos y azúcar
algo que se quema
mediocridad y fracaso
la imagen inmóvil
del humo y sus gritos
5 comentarios:
Reconozco un extraño e inevitable olor a muerte y a vida humeando en la encrucijada de tus versos que aprecio.
Un abrazo...
Inciensos morados, supongo.
Intensos versos
Un placer haber descubierto tu blog
Saludos
Tienes el universo acongojado, sonrojado, taciturno, tenue, amarillo tal vez triste.
"la imagen inmóvil
del humo y sus gritos"
!!!
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