lunes, 16 de junio de 2008

Adoquines

Había una sola habitación
cegada por el triste amanecer
frente a esta calle de rencor
donde la sangre se secó.
Equivocados estaban los hombres
que por esta avenida callaron
esas historias tantas veces bien contadas
pero tantas otras con locura cantadas.
Apareciendo entre los matorrales
que se alzan frente a los adoquines negros
en los cuales la gente pasa sin pensarlo
y con una nostalgia que es más fuerte
que el llanto más agudo y largo.
Un solo signo de esperanza basta
pero el tiempo sigue pasando
y nadie alza los ojos
hacia este cuarto abandonado
en el cual mis letras se escriben solas
sin necesidad de mi mano
mirando de a poco los faroles
que con velas alumbran
su muerte y la noche.
Oprimiendo los latidos de mi pecho
y tratando de olvidar cualquier mentira
me interno como maniática por la avenida
en este mundo de papel y tinta
dibujando trazos con historia y bienvenida
acercando a la vida lo imposible
que desde esta ventana se escucha
como el golpeteo de los adoquines.

1 comentario:

Anónimo dijo...

te amo